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GREDOS A PEDALES

7 Mujeres por la Sierra de Gredos

 

Cuando me propuso Ana, de Nosolocuerda ir a conocer su provincia no dudé ni un segundo en apuntarme a la ruta que nos había preparado. 7 mujeres habíamos sido las elegidas para esta aventura. La primera edición de Gredos a Pedales

Tras el confinamiento no estaba muy en forma, y los desniveles de la ruta así lo requerían, pero cuando haces una ruta con amigas, te aseguro que es lo que menos te importa. Sabes que en cada cima van  a estar ahí esperándote. 

 

De estas situaciones lo que más pereza da es hacer el viaje de ida y vuelta. Por suerte esta vez llevaba compañía y se hizo más ameno.

Desde luego que nada más llegar y conocer la Plataforma de Gredos, ya nos dio una ligera idea de lo que íbamos a encontrarnos por ahí. Me encanta ese territorio de granito.

 

Llegamos a Hoyos del Espino como  a las 18h de la tarde. Nos presentamos a las compañeras de ruta, y subimos a la plataforma. A mi ya se me iba la cabeza por esos caminos empedrados pensando si serían ciclables o no.

 

A la noche, y tras una ligera cena, empezamos a preparar el equipaje que íbamos a llevar en la bici.

Tras varios viajes en formato Bikepacking te das cuenta de que, al final, cuanto menos peso lleves, mejor. Yo supuse que al estar en una sierra, íbamos a pasar frio, así que metí la tienda de campaña, que pesa 1kg, el saco y la esterilla. En Julio hace mucho calor en Avíla. Te dejo  aquí un video para que veas cómo se montan las bolsas en la bici. 

Nos esperaban 4 días de ruta en btt, 246km y un desnivel acumulado de cerca de 5000m. Y mucho calor.

Etapa 1.

Hoyos del Espino- Jerte. 68km

Tras un buen desayuno en el Restaurante la Bodeguilla, y la foto de rigor de salida en la Cabra nos dirigimos hacia la sierra vislumbrando las siluetas de los que serán nuestros escoltas en  lo que nos espera de ruta, los picos más altos de la sierra, entre ellos, el Almanzor. 

Nada más empezar, y sobre todo cuando llevas equipaje, suele haber paradas de reajuste, para que las bolsas no vayan pegando en la rueda trasera. Nada que no se solucione con un pulpo o una brida.

Por suerte yo viajaba con todas la bolsas de Columbus, y no me dieron ni un  sólo problema. Te dejo aquí un video para iniciarte en esto del bikepacking. 

El paisaje, salpicado de bolas de piedra de granito, redondeados por el viento y el paso del tiempo, me resultaba muy familiar, y es que los había visto antes en la prueba Madrid –Lisboa, pero no los había podido disfrutar como ahora.

Una etapa que atraviesa los pueblos del alto Gredos,  para dejarnos en lo alto del mirador de Tornavacas, valle del Jerte. Debe ser espectacular ver el valle en plena floración de los cerezos. Dejamos la provincia de Ávila para entrar en Cáceres.

El descenso nos lleva al camping donde pasaremos la noche. Por cierto, las cerezas estaban de miedo.

Una de las cosas que hay que cuidar cuando montas varios días seguidos en bici es evitar las rozaduras, y gracias a la crema que nos habían proporcionado Najara Biocosmetics, no hubo nada de lo que preocuparse.

Tan importante es el descanso como la alimentación e hidratación. Y es que Ana, lo tenía todo previsto. Había avituallamiento post etapa. Unos batidos  que nos había patrocinado el mismísimo   Carlos Sastre    para para recuperar energía.

Montar el campamento es una de las cosas que más me gusta de estos  viajes. Me encanta estar con las chicas hablando de la ruta, preparando la ruta del día siguiente, cenando… pero el momento de soledad en la tienda, no se paga con nada.

Etapa 2.

Jerte- Losar de la Vera. 66km

Cuando me preguntan que si me gusta más el monte o la carretera, suelo decir que el monte, porque la btt te permite llegar a unos sitios espectaculares. Pero lo cierto es que las carreteras del valle del Jerte me han dejado impresionada. Carreteras estrechas, entre cerezos, con sombra, y pasando por pueblecitos con encanto, hicieron que la etapa fuera más llevadera.

Pasamos el puerto del Piornal, que es el pueblo más alto de Extremadura, Este puerto marca el paso del Jerte a la Vera bajando por la vertiente sur del puerto, una zigzagueante carretera a través de un bosque de pino y roble con apenas tráfico que marca una larga bajada hasta el pueblo de Garganta la Olla. Desde aquí entramos en la comarca de la Vera, atravesando los pueblo de Cuacos de Yuste (pasando por el famoso monasterio), Aldeanueva y Jarandilla de la Vera para terminar la etapa en Losar de la Vera y disfrutad de las gélidas aguas de la garganta de Cuartos.

 

 

En esta epata el calor se empezaba a dejar notar. Lo bueno es que hubo una bajada impresionante, de esas en las que no pedaleas por no querer que se termine nunca, que nos ayudó a refrescarnos.

La llegada a Losar fue de lo más divertida, ya que el pueblo está decorado con un montón de figuras hechas con los setos.

Un baño refrescante en la piscina y una buena siesta antes de cenar y como nueva para la próxima etapa.

 

Etapa 3.

Losar de la Vera- Guisando. 60km

Si algo tengo que comentar de todo el viaje, es lo mal que llevo el calor. Y es que este día llegamos a los 38 grados. Personalmente,  si hace más de 30 en Pamplona, no salgo con la bici, me parece peligroso. Pero si te pilla esto, a las 14h y tienes que afrontar la parte más dura de la etapa, no te queda otra que, o sufrir, o te vas por carretera. Y eso es lo que hice, no sin antes intentar subir las primeras rampas del monte que debíamos atravesar. Un sonido incesante,  crispeante y poco familiar para mí,  nos acompañaba todo el rato. Dedujimos que las chicharras meten ese ruido con las patas y alas para abanicarse. El calor hacía estragos en nuestras mentes. 

La bajada al pueblo me recompuso, y el café con hielos nos ayudó a termo regularnos. Aquí me vino de perlas el gel de miel de Too Energy. Me dió ese punch de energía que necesitaba. 

Me llamaba la atención la cantidad de fuentes que hay en todos los pueblos.

Fue una etapa divertida al principio ya que discurría por pistas y sendas entretenidas.

A la hora de más calor, la parada era obligatoria. Aún quedada un puerto de 12km, muy llevaderos para llegar al que sin duda fue el punto clave de todo el viaje. El pueblo de Guisando a los pies de los Galayos.  Acertada fue la renuncia a atravesar el monte e ir por la carretera, ya que era una subida muy llevadera y con sombra.

Ya en el pueblo, no nos resistimos a darnos un baño en el charco verde. Estábamos exhaustas. Todo muy rural.

Esa noche fue muy especial. Si no fueron pocos los km de subida en toda la etapa, aún nos quedaban 4 km más para subir a cenar al kiosko La cabra del Nogal del Barrando, tan largo su nombre como la subida para llegar a él. Pero sin lugar a dudas, fue el sitio donde mejor nos dieron de cenar.

Y, por fin una noche donde pudimos ver las estrellas y la luna llena, durmiendo esta vez al raso en una campa con encanto. Gracias Abel.

Para mí fue la guinda de la travesía. Aunque aún quedada la última etapa.

 

Etapa 4. Guisando- Hoyos del Espino.

Cuando viajas en formato Bikepacking no te queda más remedio que subir los desniveles más fuertes por carretera, si no quieres tener que hacer “empujebike”.

Dos espectaculares puertos para disfrutarlos con la bici de carretera se me quedaron grabados a fuego. Cada km que subía soñaba con volverlos a subir con mi flaca. El puerto de la Centenera y el alto del Pico ya tienen un hueco en mi corazón.

Y si además, cuentas con la suerte de que un fotógrafo muy profesional te vaya sacando fotos para el recuerdo, no se puede pedir más. Gracias César J. Vaquero por tu colaboración.

 

Es lo que tiene la ladera sur de la Sierra de Gredos. Tras los casi 1500m de desnivel que habíamos perdido en la primera etapa, había que  ir recuperándolos poco a poco.

Esta etapa la gocé. Sobre todo por lo divertido que fue atravesar el cordal por la dehesas con la vacas pastando libremente, los caminos de tierra y piedras que tanto me gustan. Ese vibrar de la bicicleta hace que me llene de energía.

La aventura llegaba a su fin.  Y casi sin darnos cuenta, inconscientemente, nuestro ritmo iba bajando, como si no quisiéramos que el viaje terminara. Íbamos saboreando cada pedalada, cada frase que comentaba con las chicas.

Junto a María,  de Montañas Vacías, ya estábamos maquinando otra ruta por Teruel, esa zona que le llaman la Laponia española. Era como si nuestra mente buscara una nueva excusa para perderse en el abismo de las rutas y no volver a la rutina de este mal año viral.

7 mujeres. 7 experiencias, 7 mentes tan diferentes y a la vez tan unidas en un único objetivo: hacer que todas consigamos llegar a la cabra de donde partimos. Esa cabra que nos recuerda que, siempre, estemos donde estemos, siempre,  tiramos para el monte. Y nos encanta!!

Gracias Ana, María, Amalia, Laura, otra Ana e Itsaso por ser parte de esta comunidad, MUJERES EN BICI,  que cada vez es mas grande. Gracias a  mujeres como vosotras, cada vez son las mujeres que se animan a montar en bici. “¿Qué tiene esta bola que a todo el mundo le mola?”

 

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Hola, soy Erkuden Almagro: Fundadora de Mujeres en bici - Bizikume. Apasionada de la bici desde que tengo uso de razón. He pedaleado por medio mundo y ahora trato de contagiar mi pasión por las dos ruedas a otras chicas que también quieren disfrutar de la bicicleta.

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Erkuden Almagro

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